It is the practical expression of the humanizing ideal of the Earth and is the aspiration of moving towards a Universal Human Nation. Is the germ of a new culture in this civilization that is global and will have to change our course, recognizing and valuing the diversity and giving every human being, for the dignity it deserves, for the simple fact of being born, equal rights and identical opportunities.
sábado, 9 de julio de 2011
Silo Conferencias La religiosidad en el mundo actual 1986
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martes, 5 de julio de 2011
Un video digno de ser visto
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miércoles, 29 de junio de 2011
Actividades para el mes de Julio de Silo's Hall en Tel Aviv Iaffo
Silo’s Hall
Calle Jaffa 39 Primer Piso, Iaffo, Israel
Taller de Inspiración Artística
Dia Miércoles 6 de Julio a las 19 hs.
Los artistas plásticos, escritores, músicos, bailarines y actores tienden a ubicarse física y mentalmente durante la búsqueda de inspiración.
Varios estilos de arte, responder a sus términos de tiempo, no son una moda o una forma de crear, obtener o interpretar la obra de arte, son formas de "evaluación" para recibir y dar impresiones a los sentidos.
Las "Estimaciones" son lo que motivan a la sensibilidad individual o grupal, y permite la consolidación de la comunicación a través de la estética.
El objetivo del taller busca conectar al mismo lugar en que nace la inspiración.
Es gratuito y da la bienvenida a todos los que deseen, independientemente de que si participan o no en cualquier manifestación artística.
El taller se ofrece como parte del Movimiento Humanista
Sede OLEI – Organización Latinoamericana España e Italia - Filial Tel Aviv.
Proyección de Documentales, comentario y debate sobre el Humanismo en la Historia.
Dia Miércoles 13 de Julio a las 19 hs.
Calle Marmorek No. 9
Documentales Faros de la Humanidad:
Un puente entre Oriente y Occidente
Alejandria y Toledo
Documentales Faros de la Humanidad:
Un puente entre Oriente y Occidente
Alejandria y Toledo
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domingo, 19 de junio de 2011
Que entendemos los humanista por ser humano !!!
La acción de los humanistas no se inspira en teorías fantasiosas acerca de D-s, la Naturales , la Sociedad o la Historia. Parte de las necesidades de la vida por que consisten en aleja el dolor y aproximar el placer. Pero la vida humana agrega a las necesidades su previsor o futuro basándose en la experiencia pasada y en la intención de mejorar la situación actual.
Su experiencia no es simple producto de selecciones o acumulación natural y fisiológica, como sucede en todas las especies, sino que es experiencia social y experiencia persona lanzada a superar el dolor actual y a evitarlo a futuro.
Su trabajo acumulado en producciones sociales, pasa y se trasforma de generación en generación en lucha continua por mejorar la condiciones naturales, aun las del propio cuerpo.
Por esto, a ser humano se lo debe definir como histórico y un modo de acción social capaz de transformar al mundo y a su propia naturaleza. Y cada vez que un individuo o un grupo humano se imponen violentamente a otros, logra detener la historia convirtiendo a su victimas en objetos <naturales>.
La naturaleza no tiene intenciones, así es que al negar la libertad y las intenciones de otros, se convierte en objetos naturales, en objetos de uso.
Extraído de, Silo, Su Mensaje, su obra y su vida pública, Sexta Carta, ver en:
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Definición de ser humano
jueves, 2 de junio de 2011
Grupo de Reflexión sobre Conflicto Social y Violencia
RED CHESPI
Red Centro Hispanoparlante de Estudios Sociales y Psicosociales en Israel
Grupo de Reflexión sobre Conflicto Social y Violencia
La sociedad israeli se encuentra inmersa en un escenarios de conflicto de larga duración, a partir del conflicto con sus vecinos, sus contradicciones internas y que re-alimenta el contexto de violencia, entre ellas la domestica, de genero, simbolica, escolar, directa, cultural, sexual, psicológica, económica, religiosa, étnica y demas
A partir de este escenario nos proponemos cuestionarnos respecto de las condiciones que hacen a que el ser humano asuma convivir como un cúmulo de experiencias relacionadas con el conflicto y la violencia, intentamos aportar los elementos teóricos y prácticos para entender mejor este proceso y lo que nos pasa, es decir descubrir y desarrollar el germen de sabiduría para tener una lectura critica y evolucionar individual y grupalmente.
Proponemos un diálogo que apunte al interior , que nos proporcione una nueva dimensión sobre nosotros mismos como comunidad e individualmente y respecto del mundo que nos rodea explorando nuestro entorno circundante, es decir, un viaje interior para reconocer, mejorar y desarrollar nuestras capacidades intelectuales, emocionales y relacionales.
Utilizamos como metodología la introspección para descubrirnos y potenciarnos para estar en las mejores condiciones a la hora de relacionarnos con los demás, tener una visiona critica para que desde la individualidad podamos abrirnos a la reflexion respecto de lo que sucede en nuestro micr-omundo desde una manera más enriquecedora.
La reuniones serán una vez por semana durante 2 horas reloj en la zona centro de Israel que difundiremos oportunamente.
El coordinador será Ronaldo Deligdisch, sociólogo.
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domingo, 29 de mayo de 2011
Algunas Reflexiones sobre el Humanismo Universalista de los ultimos Años
HUMANISMO UNIVERSALISTA
Pulveda, Salvatore (1994) Escritos y Conferencias, Virtual Ediciones
en Meditaciones, Filosofía Practica, Moscu.
http://idd00qaa.eresmas.net/ortega/human/univers.htm
Los últimos años
A comienzos de la década del ‘80, la situación de los humanismos era desordenada.
Por una parte, el existencialismo sartriano no había podido desembocar en una corriente que, expresada políticamente, conmoviera los ambientes intelectuales más allá del estudio de los filósofos y las producciones de los literatos.
Heidegger, había descalificado a todo humanismo conocido como una expresión metafísica más. A cambio de esto, llamaba al silencio y a la preparación de la “nueva alborada del Ser”.
El Humanismo teocéntrico, se hundía en sus propias contradicciones a pesar de los esfuerzos realizados para hacer aparecer al Cristianismo como la verdadera encarnación delhumanismo.
Autores como W. Luypen, trataron de hacer de la Fenomenología también un humanismo[1], aun cuando se vio claramente que el interés estaba puesto en abrir nuevos horizontes al Humanismo cristiano. Pero tales intentos, no pudieron desarrollarse en el tiempo que medió desde su origen hasta la década del ‘80.
El humanismo marxista, luego de algunos intentos por establecer campos diferenciados entre “humanismo burgués” y “humanismo proletario”, adoptaba desde sus cúpulas burocráticas la postura propiciada por Althusser.
De este modo, la palabra “humanismo” vagó por distintos ambientes y terminó confundida con una suerte de actitud que más bien se refería a la “preocupación por la vida humana en general”, acosada por los problemas sociales, tecnológicos y de sentido.
Desde luego que no puede dejarse de lado el trabajo que, aunque realizado en ámbito restringido, llevaba adelante la “Tercera Escuela de Sicoterapia de Viena”. Viktor Frankl recogía las enseñanzas de la fenomenología y el existencialismo y las aplicaba exitosamente en una dirección totalmente nueva respecto de las anteriores escuelas siquiátricas deterministas. Estas últimas, a la sazón, padecían también la crisis de fundamento científico en la medida en que seguían apegadas a sus mitos de origen.
En Psicoterapia y Humanismo, dice Frankl: «La logoterapia no invalida, en modo alguno, los profundos e importantes hallazgos de pioneros de la talla de Freud, Adler, Pavlov, Watson o Skinner. Dentro de sus respectivas dimensiones, cada una de estas escuelas posee vigencia. Pero su importancia y valor auténticos se hacen tan solo visibles si las situamos dentro de una dimensión más elevada, más amplia: dentro de la dimensión humana. En ésta, ciertamente, el hombre no puede seguir siendo considerado como un ser cuya preocupación básica es la de satisfacer impulsos y gratificar instintos, o bien reconciliar al ello, al yo y al superyó: ni la realidad humana puede comprenderse meramente como el resultado de procesos condicionantes o de reflejos condicionados. En dicha dimensión, el hombre se revela como un ente en busca de sentido: una búsqueda que, realizada en vano, es origen de muchos males de nuestra época. Un psicoterapeuta que rehuse a priori escuchar “la voz que clama en demanda de sentido”, ¿cómo podrá enfrentarse con la masiva neurosis de nuestros días?»
Y más adelante dice: «... La cualidad autotrascendente de la realidad humana se refleja, a su vez, en la cualidad ‘intencional’ de los fenómenos humanos como han señalado Franz Brentano y Edmund Husserl. Los fenómenos humanos se refieren y apuntan a ‘objetos intencionales’. La razón y el sentido representan objetos de esta índole. Son el ‘logos’ al cual tiende la psique. Si la psicología ha de ser merecedora de su nombre, deberá reconocer las dos mitades de que se compone su nombre, tanto ‘logos’ como ‘psique’».[2]
Pensadores como M. Buber, formados en Occidente pero enraizados en distintas culturas hicieron también llegar su aporte esclarecedor y refrescante.
Pero también en otras áreas alejadas de las tradiciones culturales occidentales, el Humanismo operó (en la práctica), convirtiéndose en factor dinamizante de sociedades que hasta hace poco tiempo estaban fuera del debate de las ideas universales. Uno de los casos más interesantes fue el del presidente K. Kaunda en Zambia quien había instalado un gobierno fuerte desde el triunfo de la revolución anticolonialista en su país. Su pasaje de un humanismo declamativo a la realización de un humanismo consecuente, mostró los rasgos de una verdadera “conversión”.[3] Súbitamente abolió el partido único que lo había mantenido como dictador; devolvió la libertad a los enemigos políticos; lanzó las elecciones que habían sido reclamadas durante largos veinticinco años; fue derrotado por el voto popular y abandonó la suma del poder, en una sucesión de actos de libertad inexplicables para la burocracia que se había consolidado. Y todo esto fue realizado mientras contribuyó sustancialmente a la causa de la liberación étnica y política de Sudáfrica y otros países de la región.
En la segunda mitad de la década, el marxismo antihumanista de Althusser había resignado posiciones. Él mismo, tal vez como en su momento había ocurrido con las locuras “metafísicas”[4] de Nietzsche y de Hölderlin, se encontró sin salida en el desarrollo de su filosofía originaria y produjo aquel desafortunado incidente, que bien podríamos calificar de “suicidio” simbólico.
Por otra parte, la Perestroika avanzaba a pasos fenomenales, dejando sin aliento al “Occidente” y, desde luego, a los burócratas de los partidos comunistas dentro y fuera de la Unión Soviética. La interpretación oficial de los fenómenos sociales y de las aspiraciones de la sociedad socialista habían cambiado drásticamente. Así, en el Informe del Secretario General del CC del PCUS al Pleno del Comité Central, reunido el 27 de Enero de 1987 en Moscú, se dice: «Nuestra moral, nuestro modo de vida están sometidos a prueba. En este caso se trata de su capacidad de desarrollar y enriquecer los valores de la democracia socialista, de la justicia social y del Humanismo... Por su esencia revolucionaria, por su audacia y por su orientación social humanista, el trabajo que está en marcha es la continuación de la gran obra iniciada por nuestro Partido leninista en octubre de 1917».[5]
No se trataba solamente de declamar humanismos. En la práctica, el clima de participación, democracia directa y desconfianza por el monopolio estatal, mostraba a las claras que se trataba de la misma tendencia humanista que el llamado ”joven” Marx hubiera suscrito sin ambages.
Un cambio de actitud, en todos los órdenes, había empezado y algunos esbozos teóricos comenzaban a desarrollarse. En tal sentido, Man, Science, Humanism: a New Synthesisde L. Frolov[6] muestra el enriquecimiento de visión operado entre los ideólogos y científicos de la URSS, poco tiempo antes de la llegada de la Perestroika.
Pasada la segunda mitad de la década del ‘80, algunos movimientos retomaban la marcha perdida en los acontencimientos de Mayo del ‘68. Esto, básicamente, porque aquella generación, que prematuramente protagonizó los acontecimientos de esa época, hoy se encontraba instalándose en el poder en los distintos campos. Se recordaba con nostalgia la “década prodigiosa” y un nuevo “naturalismo” comenzaba a desarrollarse a través de distintas manifestaciones culturales y políticas. Expresiones ecologistas mostraron su influencia creciente, aun cuando habían comenzado a generarse a partir de la década del ‘70.
Es en el Movimiento Humanista donde aparece con claridad la influencia de un nuevo tipo de planteo teórico, conocido como “Nuevo Humanismo”. El Movimiento Humanista comienza a desarrollarse a través de organizaciones sociales, culturales y políticas al comienzo de la década del ‘80, apoyándose en numerosos temas propiciados por el método fenomenológico y las corrientes existencialistas, estructurados de un modo original bajo la perspectiva del pensamiento de Silo.
El humanismo universalista
1. El Nuevo Humanismo
“... Silo[7] explica que el ser humano, antes de ponerse a pensar respecto a sus orígenes, o su destino, etc., se encuentra en una determinada situación vital. Situación que no ha elegido. Así, nace sumergido en un mundo natural y también social, plagado de agresiones físicas y mentales, que registra como dolor y sufrimiento.[8] Y se moviliza contra los factores agresivos, tratando de superar el dolor y el sufrimiento. A diferencia de otras especies, la humana es capaz de ampliar sus posibilidades corporales mediante la producción y utilización de instrumentos, de ‘prótesis’ (en su etimología: pro=delante y thesis=posición). Así es que, en su accionar contra los factores dolorosos, produce objetos y signos que se incorporan a la sociedad y que se transmiten históricamente. La producción organiza a la sociedad y, en continua realimentación, la sociedad organiza a la producción. Éste, desde luego, no es el mundo social y natural de los insectos, que trasmiten su experiencia genéticamente. Éste es un mundo social que modifica el estado natural y animal del ser humano. En este mundo, nace cada ser humano. Un mundo en que su propio cuerpo es parte de la naturaleza y un mundo no natural, sino social e histórico. Es decir, un mundo de producción (de objetos, de signos), netamente humano. Un mundo humano en el que todo lo producido está “cargado" de significación, de intención, de para qué. Y esa intención está lanzada, en última instancia, a superar el dolor y el sufrimiento. Con su característica ampliación del horizonte temporal, el ser humano puede diferir respuestas, elegir entre situaciones y planificar su futuro. Y es esta libertad la que le permite negarse a sí mismo, negar aspectos de su cuerpo, negarlo completamente como en el suicidio, o negar a otros. Esta libertad ha permitido que algunos seres humanos se apropien ilegítimamente del todo social. Es decir, que nieguen la libertad y la intencionalidad a otros seres humanos, reduciéndolos a prótesis, a instrumentos de sus propias intenciones. Allí está la esencia de la discriminación, siendo su metodología la violencia física, económica, racial y religiosa. Necesariamente, aquellos que han reducido la humanidad de otros seres humanos, han provocado con esto nuevo dolor y sufrimiento, reiniciando en el seno de la sociedad la antigua lucha contra la naturaleza, pero ahora contra otros seres humanos convertidos en objetos naturales. Esta lucha no es entre fuerzas mecánicas, no es un reflejo natural. Es una lucha entre intenciones humanas y esto es, precisamente, lo que nos permite hablar de opresores y oprimidos, de justos e injustos, de héroes y cobardes. Esto es lo único que permite rescatar la subjetividad personal, y es lo único que permite practicar con sentido la solidaridad social y el compromiso con la liberación de los discriminados, sean estos mayorías o minorías. A estas alturas, se impone una definición del ser humano. No bastará decir: ‘el hombre es el animal social’, porque otros animales también lo son. Será incompleto definirlo como fabricante de objetos, poseedor de lenguaje, etc. En la concepción siloísta, ‘el hombre es el ser histórico, cuyo modo de acción social transforma a su propia naturaleza’. Si admitimos esta definición, tendremos que aceptar que puede transformar también su propia constitución física... Y así está sucediendo; comenzó con prótesis externas y hoy las está introduciendo en su propio cuerpo. Está cambiando sus órganos. Está interviniendo en su química cerebral. Está fecundando ‘in vitro’ y ha comenzado a manipular sus genes. Reconociendo que todo ser humano se encuentra en situación y que esta situación se da en el mundo de lo natural (cuyo exponente más inmediato es el propio cuerpo), al par que en el mundo social e histórico; reconociendo las condiciones de opresión que algunos seres humanos han establecido en el mundo, al apropiarse del todo social, se desprende una ética social de la libertad[9], un compromiso querido de lucha no sólo contra las condiciones que me producen dolor y sufrimiento, sino que lo provocan a otros. Porque la opresión a cualquier ser humano es también mi opresión. Su sufrimiento es el mío y mi lucha es contra el sufrimiento y aquello que lo provoca. Pero al opresor no le basta con encadenar al cuerpo. Le es necesario llegar más lejos, apropiarse de toda libertad y de todo sentido. Por tanto, apropiarse de la subjetividad. Por lo anterior, las ideas y el pensar deben ser cosificadas por el Sistema. Las ideas ‘peligrosas’ o ‘sospechosas’ deben ser aisladas, encerradas y destruidas como si se tratara de gérmenes contaminantes. Vistas así las cosas, el ser humano debe reclamar también su derecho a la subjetividad: a preguntarse por el sentido de su vida y a practicar y predicar públicamente sus ideas y su religiosidad o irreligiosidad. Y cualquier pretexto que trabe el ejercicio, la investigación, la prédica y el desarrollo de la subjetividad... que lo trabe o lo postergue, muestra el signo de la opresión que detentan los enemigos de la humanidad... “
En Contribuciones al Pensamiento,[10] Silo expone plenamente las bases teóricas de su concepción, pero es en Cartas a mis Amigos donde se expresa el Nuevo Humanismo con todo el vigor de un manifiesto.[11] Desde luego que ya se habían publicado el Humanist Manifesto de 1933, inspirado por Dewey, y también el Humanist Manifesto II de 1974, influido por las ideas de Lamont y suscrito entre otros por Sakharov. Tal vez para ponerse a distancia del naturalismo del primero y del social-liberalismo del segundo, Silo le da a su escrito el título de “Documento del Movimiento Humanista”. Pasamos a transcribir la introducción del Documento.[12]
«Los humanistas son mujeres y hombres de este siglo, de ésta época. Reconocen los antecedentes del humanismo histórico y se inspiran en los aportes de las distintas culturas, no solamente de aquellas que en este momento ocupan un lugar central. Son, además, hombres y mujeres que dejan atrás este siglo y este milenio, y se proyectan a un nuevo mundo».
«Los humanistas sienten que su historia es muy larga y que su futuro es aún más extendido. Piensan en el porvenir, luchando por superar la crisis general del presente. Son optimistas, creen en la libertad y en el progreso social».
«Los humanistas son internacionalistas, aspiran a una nación humana universal. Comprenden globalmente al mundo en que viven y actúan en su medio inmediato. No desean un mundo uniforme sino múltiple: múltiple en las etnias, lenguas y costumbres; múltiple en las localidades, las regiones y las autonomías; múltiple en las ideas y las aspiraciones; múltiple en las creencias, el ateísmo y la religiosidad; múltiple en el trabajo; múltiple en la creatividad».
«Los humanistas no quieren amos; no quieren dirigentes ni jefes, ni se sienten representantes ni jefes de nadie. Los humanistas no quieren un Estado centralizado, ni un Paraestado que lo reemplace. Los humanistas no quieren ejércitos policíacos, ni bandas armadas que los sustituyan».
«Pero entre las aspiraciones humanistas y las realidades del mundo de hoy, se ha levantado un muro. Ha llegado pues, el momento de derribarlo. Para ello es necesaria la unión de todos los humanistas del mundo».
En una de sus más recientes conferencias, Silo[13] caracteriza al Humanismo como una actitud y una perspectiva frente a la vida, negando que éste haya sido una filosofía. Precisamente, según este autor, la confusión entre defensores y detractores parte de una ubicación falsa del fenómeno y reclama un replanteo de toda la cuestión. Por otra parte, niega que el humanismo histórico defina con exclusivismo esa actitud que, por lo demás, se encuentra en diversas culturas y regiones. Examinemos algunos de sus comentarios.
«Será conveniente explicitar nuestros intereses respecto a estos temas ya que de no hacerlo se podría pensar que estamos motivados simplemente por la curiosidad histórica o por cualquier tipo de trivialidad cultural. El Humanismo tiene para nosotros el cautivante mérito de ser no solo historia sino también proyecto de un mundo futuro y herramienta de acción actual. Nos interesa un humanismo que contribuya al mejoramiento de la vida, que haga frente a la discriminación, al fanatismo, a la explotación y a la violencia. En un mundo que se globaliza velozmente y que muestra los síntomas del choque entre culturas, etnias y regiones debe existir un humanismo universalista, plural y convergente. En un mundo en el que se desestructuran los países, las instituciones y las relaciones humanas, debe existir un humanismo capaz de impulsar la recomposición de las fuerzas sociales. En un mundo en el que se perdió el sentido y la dirección en la vida, debe existir un humanismo apto para crear una nueva atmósfera de reflexión en la que no se opongan ya de modo irreductible lo personal a lo social ni lo social a lo personal. Nos interesa un humanismo creativo, no un humanismo repetitivo; un nuevo humanismo que teniendo en cuenta las paradojas de la época aspire a resolverlas... Empecemos por lo reconocible históricamente en Occidente, dejando las puertas abiertas a lo sucedido en otras partes del mundo en las que la actitud humanista ya estaba presente antes del acuñamiento de palabras como ‘humanismo’, ‘humanista’ y otras cuantas del género. En lo referente a la actitud que menciono y que es posición común de los humanistas de las distintas culturas, debo destacar las siguientes características: 1. ubicación del ser humano como valor y preocupación central; 2. afirmación de la igualdad de todos los seres humanos; 3. reconocimiento de la diversidad personal y cultural; 4. tendencia al desarrollo del conocimiento por encima de lo aceptado como verdad absoluta; 5. afirmación de la libertad de ideas y creencias y 6. repudio de la violencia».
Más adelante pasa revista a algunos prejuicios que ya se inician con la aceptación de la palabra “humanismo”, sin comprender que ella tuvo poco que ver con la actitud humanista. «...en realidad la actitud humanista había comenzado a desarrollarse mucho antes y esto podemos rescatarlo en los temas tratados por los poetas goliardos y por las escuelas de las catedrales francesas del siglo XII. Pero la palabra ‘umanista’, que designó a un cierto tipo de estudioso, recién comenzó a usarse en Italia en 1538. En este punto remito a las observaciones de A. Campana en su artículo: The Origin of the Word ‘Humanist’, publicado en 1946. Con lo anterior estoy destacando que los primeros humanistas no se reconocían a sí mismos bajo esa designación que, en cambio, tomará cuerpo mucho más adelante. Y aquí habría que consignar que palabras afines como ‘humanistische’ (‘humanístico’), de acuerdo con los estudios de Walter Rüegg, comienzan a usarse en 1784 y ‘Humanismus’ (‘humanismo’) empieza a difundirse a partir de los trabajos de Niethammer de 1808. Es a mediados del siglo pasado, cuando el término ‘humanismo’ circula en casi todas las lenguas. Estamos hablando, por consiguiente, de designaciones recientes y de interpretaciones de fenómenos que seguramente fueron vividos por sus protagonistas de un modo muy diferente a como los consideró la historiología o la historia de la cultura del siglo pasado».
Luego retoma la cuestión humanista en el momento actual. «Dijimos que los filósofos de la existencia reabrieron el debate sobre un tema que parecía muerto. Pero este debate partió de considerar al humanismo como una filosofía cuando en realidad nunca fue una postura filosófica sino una perspectiva y una actitud frente a la vida y las cosas. Si en el debate se dio por aceptada la descripción del siglo XIX, no es de extrañar que pensadores como Foucalt hayan acusado al humanismo de estar incluido en ese relato. Tal vez la discusión estuvo basada en la posición del existencialismo que planteó la cuestión en términos filosóficos. Viendo estas cosas desde la perspectiva actual nos parece excesivo aceptar una interpretación sobre un hecho como el hecho mismo y, a partir de ello, atribuir a éste determinadas características. Althusser, Lévi-Strauss y numerosos estructuralistas han declarado en sus obras su antihumanismo, del mismo modo que otros han defendido al humanismo como una metafísica o, cuando menos, una antropología... En realidad, el humanismo histórico occidental no fue en ningún caso una filosofía, ni aún en Pico de la Mirándola o en Marsilio Ficino. El hecho de que numerosos filósofos estuvieran incluidos en la actitud humanista no implica que ésta fuera una filosofía. Por otra parte, si el humanismo renacentista se interesó por los temas de la ‘filosofía moral’ debe entenderse a esa preocupación como un esfuerzo más por desbaratar la manipulación práctica que en ese campo efectuó la filosofía escolástica medieval. Desde esos errores en la interpretación del humanismo, considerado como una filosofía, es fácil llegar a cualquier postura. Así las cosas, autores como Lamont han definido sus humanismos como naturalistas y antiidealistas afirmando el antisobrenaturalismo, el evolucionismo radical, la inexistencia del alma, la autosuficiencia del hombre, la libertad de la voluntad, la ética intramundana, el valor del arte y el humanitarismo. Creo que éstos tienen todo el derecho en caracterizar así a sus concepciones pero me parece un exceso sostener que el humanismo histórico se haya movido dentro de esas direcciones. Por otra parte, pienso que la proliferación de ‘humanismos’ en los años recientes es del todo legítima siempre que éstos se presenten como particularidades y sin la pretensión de absolutizar al Humanismo en general. La discusión filosófica con un humanismo histórico y, además localizado, ha sido mal planteada. El debate recién comienza ahora y las objeciones del Antihumanismo tendrán que justificarse ante lo que hoy plantea el Nuevo Humanismo universalista. Debemos reconocer que toda esta discusión ha sido un tanto provinciana y ya lleva bastante tiempo este asunto de que el Humanismo nace en un punto, se discute en un punto, y tal vez se quiera exportar al mundo como un modelo de ese punto».
Y comenta irónicamente: «...concedamos que el ‘copyright’, el monopolio de la palabra ‘humanismo’, está asentado en un área geográfica. De hecho hemos estado hablando del humanismo occidental, europeo y, en alguna medida, ciceroniano. Ya que hemos sostenido que el humanismo nunca fue una filosofía sino una perspectiva y una actitud frente a la vida, ¿no podremos extender nuestra investigación a otras regiones y reconocer que esa actitud se manifestó de modo similar? En cambio, al fijar al humanismo histórico como una filosofía y, además, como una filosofía específica de Occidente no sólo erramos sino que ponemos una barrera infranqueable al diálogo con las actitudes humanistas de todas las culturas de la Tierra. Si me permito insistir en este punto es no sólo por las consecuencias teóricas que ha tenido la postura antes citada, sino por sus derivaciones negativas en la práctica inmediata».
¿Qué nos ha dejado el prejuicio de una supuesta filosofía humanista? Silo explica que «en el humanismo histórico, existía la fuerte creencia de que el conocimiento y el manejo de las leyes naturales llevaría a la liberación de la humanidad. Pero hoy hemos visto que existe una manipulación del saber, del conocimiento, de la ciencia y de la tecnología. Que este conocimiento ha servido a menudo como instrumento de dominación. Ha cambiado el mundo y se ha acrecentado nuestra experiencia. Algunos creyeron que la religiosidad embrutecía la conciencia y para imponer paternalmente la libertad, arremetieron contra las religiones. Hoy emergen violentas reacciones religiosas que no respetan la libertad de conciencia. Ha cambiado el mundo y se ha acrecentado nuestra experiencia. Algunos pensaron que toda diferencia cultural era divergente y que había que uniformar las costumbres y los estilos de vida. Hoy se manifiestan violentas reacciones mediante las cuales las culturas tratan de imponer sus valores sin respetar la diversidad. Ha cambiado el mundo y se ha acrecentado nuestra experiencia. Y hoy, frente a esta trágica sumersión de la razón, frente al crecimiento del síntoma neoirracionalista que parece invadirnos, todavía se escuchan los ecos de un racionalismo primitivo en el que fueron educadas varias generaciones. Muchos parecen decir: ‘¡Razón teníamos al querer acabar con la religiones, porque si lo hubiéramos logrado hoy no habría luchas religiosas; razón teníamos al tratar de liquidar la diversidad porque si lo hubiéramos logrado no se encendería ahora el fuego de la lucha entre etnias y culturas!’ Pero aquellos racionalistas no lograron imponer su culto filosófico único, ni su estilo de vida único, ni su cultura única, y eso es lo que cuenta. Sobre todo cuenta la discusión para solucionar estos serios conflictos hoy en desarrollo. ¿Cuánto tiempo más se necesitará para comprender que una cultura y sus patrones intelectuales o de comportamiento no son modelos que la humanidad en general deba seguir? Digo esto porque tal vez sea el momento de reflexionar seriamente sobre el cambio del mundo y de nosotros mismos. Es fácil pretender que cambien los otros, sólo que los otros piensan lo mismo. ¿No será hora de que comencemos a reconocer al ‘otro’, a la diversidad del ‘tú’? Creo que hoy está planteado con más urgencia que nunca el cambio de mundo y que este cambio para ser positivo es indisoluble en su relación con el cambio personal. Después de todo, mi vida tiene un sentido si es que quiero vivirla y si es que puedo elegir o luchar por las condiciones de mi existencia y de la vida en general. Este antagonismo entre lo personal y lo social no ha dado buenos resultados, habrá que ver si no tiene mayor sentido la relación convergente entre ambos términos. Este antagonismo entre las culturas no nos lleva por la dirección correcta, se impone la revisión del declamativo reconocimiento de la diversidad cultural y se impone el estudio de la posibilidad de convergencia hacia una nación humana universal».
Silo termina la conferencia mencionada con estas palabras: «No estamos nosotros para pontificar acerca de quién es o no es un humanista sino para opinar, con las limitaciones del caso, acerca del Humanismo. Pero si alguien nos exigiera definir la actitud humanista en el momento actual le responderíamos en pocas palabras que “humanista es todo aquel que lucha contra la discriminación y la violencia, proponiendo salidas para que se manifieste la libertad de elección del ser humano”».
[1] W. Luypen: De fenomenologie is een Humanisme, Amsterdam, 1966.
[2] Viktor Frankl. Psicoterapia y Humanismo, Fondo de Cultura Económica, México, 1982, pág. 57.
[3] “Our revolution is a Humanist revolution. We have decided to wage a struggle against imperialism, neo-colonialism, fascism and racism on the one hand; and hunger, poverty, ignorance, disease, crime and exploitation of man by man on the other. This is what our revolution is all about. Remember that the most important thing to this nation is Man. Man you, Man me, and Man the other fellow. Everything we say and do revolves around Man. Without him there can be no Zambia, there can be no nation. That is why we believe in Humanism. That is why we say Man is the centre of all activities”. Lusaka, 20/11/80.
[4] El término es de K. Jaspers.
[5] Mijail Gorbachov. Informe publicado bajo el título Una revolución en la URSS. Anteo, Buenos Aires 1987, pág. 151.
[6] Progress Publishers, Moscú 1986.
[7] Presentación de la conferencia de Silo sobre La religiosidad en el mundo actual, efectuada por la Dra. N. Otero en la Casa Suiza, Buenos Aires 06/06/86.
[8] Referencia al opúsculo Acerca de lo Humano. En ese trabajo, Silo establece distinciones entre la comprensión del fenómeno humano en general y el propio “registro” de la humanidad en otros. Buenos Aires 01/05/83.
[9] Referencia a la conferencia de Silo, pronunciada en ocasión de la presentación de El Paisaje Interno por editorial Bruguera, en la VIII Feria Internacional del Libro en Buenos Aires, el 10/04/82 y publicada luego por Ediciones del Centro de Investigaciones Literarias de Madrid el 10/01/83, bajo el título de En torno a El Paisaje Interno, pág. 45.
[10] Editorial Planeta, Buenos Aires, 1991.
[11] Silo. Lettere ai miei amici, Multi Image, Milán, 1994. Pág. 132.
[12] Los parágrafos del Documento son los siguientes: 1. El capital mundial; 2. La democracia formal y la democracia real; 3. La posición humanista; 4. Del humanismo ingenuo al humanismo consciente; 5. El campo antihumanista y 6. Los frentes de acción humanista.
[13] Silo. Qué entendemos hoy por Humanismo Universalista? Conferencia publicada en el Anuario 1994. Centro Mundial de Estudios Humanistas. Edición simultánea en ruso y español.
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Reflexiones sobre el Humanismo Universalista
martes, 10 de mayo de 2011
Talleres de Espiritualidad y No Violencia en Silo's hall en Tel Aviv Iafo - 27 de Mayo al 7 de Junio
Silo's hall
Espiritualidad y No Violencia
27 de Mayo al 7 de Junio
Programa de Actividades
Viernes 27 de Mayo 16:00 a 18:00 Taller de inspiración en artes plásticas y danza
Sábado 28 de Mayo 19:30, Presentación del Mensaje de Silo (Video, diálogo, experiencia)
Martes 31 de Mayo 19:30, Reunión semanal de experiencias
Miércoles 1 de Junio 19:30, ¿Es posible la No Violencia en un mundo violento?
Mundo Sin Guerras.
Viernes 3 de Junio: 16:00 a 18:00 Taller de inspiración en artes plásticas
Sábado 4 de Junio, 11:00 a 18:00, Día de inspiración y experiencias
Lunes 6 de Junio, 19:30 Propuesta por una nación humana universal
Convergencia de las Culturas.
Martes 7 de Junio 19:30, Reunión semanal de experiencias
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jueves, 14 de abril de 2011
Encuentro Humanista 6 de mayo de 2011 en Tel Aviv, Israel
Humanismo Contemporáneo
http://humanismo-contemporaneo.blogspot.com
Encuentro Humanista
El encuentro se realizara el dia 6 de mayo de 2011 a las 9, 30 hs.
Calle Marmorek No. 9 - Tel Aviv - (Sede de la OLEI Central - Organización Latinoamericana, España e Italia en Israel)
Cronograma de Actividades:
Introducción al Pensamiento Humanista Universalista
Lectura de los 6 puntos del Humanismo Universalista
Presentación del Video de los 6 puntos del Humanismo Universalista
Trabajo en grupos
Cuarto Intermedio
Un representante de cada grupo hará una lectura de la síntesis que elabora el grupo.
Homenaje a Silo, pensador del Humanismo Universalista (recientemente fallecido en Argentina)
Cierre.
Doctrina
El Movimiento Humanista es una corriente de opinión formada por quienes coinciden en puntos básicos respecto al ser humano y a la acción a desarrollar para orientar cambios positivos en el individuo y la sociedad.
También se llama así al conjunto de personas que participan de las propuestas del Humanismo Universalista (también conocido como Nuevo Humanismo) plasmadas en el Documento del Movimiento Humanista. La filosofía humanista se inspira en la doctrina siloísta en donde el ser humano aparece abierto al mundo, con intencionalidad para actuar sobre su propio destino y el lema central de:
"Nada por encima del ser humano y ningún ser humano por debajo de otro".Seis Puntos
Estos seis puntos del Humanismo constituyen la base de su doctrina social y de su compromiso de acción en el mundo.- Propicia la ubicación del ser humano como valor y preocupación central, de tal modo que nada esté por encima del ser humano, ni que un ser humano esté por encima de otro.
- Afirma la igualdad de todas las personas y trabajar por la superación de la simple formalidad de iguales derechos ante la ley avanzando hacia un mundo de iguales oportunidades para todos.
- Reconoce la diversidad personal y cultural afirmando las características propias de cada pueblo y condenando toda discriminación que se realice en razón de las diferencias económicas, raciales, étnicas y culturales.
- Auspicia toda tendencia al desarrollo del conocimiento por encima de las limitaciones impuestas al pensamiento por prejuicios aceptados como verdades absolutas o inmutables.
- Afirma la libertad de ideas y creencias.
- Repudia no solamente las formas de la violencia física sino todas las otras formas de violencia económica, racial, sexual, religiosa, moral y psicológica, como casos cotidianos arraigados en todas las regiones del mundo
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Ronaldo Deligdisch Construction Project Management, Inspection & Supervision
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Encuentro de Humanistas en Israel
sábado, 9 de abril de 2011
Antecedentes y puntos fundamentales del Humanismo Universalista
Diferencia entre corriente y actitud humanista
Debemos establecer, previamente, una diferencia entre el humanismo como corriente y el humanismo como actitud. Esta última ya estaba presente en diferentes culturas antes de que la palabra “humanismo” fuera acuñada en Occidente. La actitud humanista es común a las distintas culturas, en ciertas etapas de su historia y se caracteriza por: 1.- La ubicación del ser humano como valor central; 2.- La afirmación de la igualdad de todos los seres humanos; 3.-El reconocimiento de la diversidad personal y cultural; 4.- La tendencia al desarrollo del conocimiento por encima de lo aceptado como verdad absoluta; 5.- La afirmación de la libertad de ideas y creencias y 6.- El repudio de la violencia.
Esta actitud es lo que cuenta en nuestro Nuevo Humanismo Universalista y son las diferentes culturas las que nos enseñan a amar y practicar esta posición frente a la vida. Remito, a quien interese, al estudio del humanismo en las diferentes culturas (Anuario 1994 del Centro Mundial de Estudios Humanistas, particularmente en la contribución del profesor Serguei Semenov, estudioso del humanismo precolombino en Meso y Sudamérica).
Debemos hacer también una distinción, un tanto pueril, entre los estudios “humanísticos” que se imparten en las facultades o institutos de estudios y la actitud personal no definida por la dedicación profesional sino por el emplazamiento frente a lo humano como preocupación central. Cuando alguien se define como “humanista” no lo hace con referencia a sus conocimientos de “humanidades” y, parejamente, un estudiante o estudioso de esas disciplinas no por ello se considera “humanista”. Deslizamos este comentario porque no han faltado quienes ligaran al “humanismo” con un determinado tipo de conocimiento o nivel cultural.
En Occidente, dos son las acepciones que se suelen atribuir a la palabra “humanismo”. Se habla de “humanismo” para indicar cualquier tendencia de pensamiento que afirme el valor y la dignidad del ser humano. Con este significado, se puede interpretar al humanismo de los modos más diversos y contrastantes. En su significado más limitado, pero colocándolo en una perspectiva histórica precisa, el concepto de Humanismo es usado para indicar ese proceso de transformación que se inició entre finales del siglo XIV y comienzos del XV y que, en el siglo siguiente, con el nombre de “Renacimiento”, dominó la vida intelectual de Europa. Basta mencionar a Erasmo; Giordano Bruno; Galileo; Nicolás de Cusa; Tomás Moro; Juan Vives y Bouillé para comprender la diversidad y extensión del Humanismo histórico. Su influencia se prolongó a todo el siglo XVII y gran parte del XVIII, desembocando en las revoluciones que abrieron las puertas de la Edad Contemporánea. Esta corriente pareció apagarse lentamente hasta que a mediados de este siglo ha echado a andar nuevamente en el debate entre pensadores preocupados por las cuestiones sociales y políticas.
Los aspectos fundamentales del Humanismo histórico fueron, aproximadamente, los siguientes:
1.- La reacción contra el modo de vida y los valores del Medioevo. Así comienza un fuerte reconocimiento de otras culturas, particularmente de la greco-romana en el arte, la ciencia y la filosofía.
2.- La propuesta de una nueva imagen del ser humano, del que se exaltan su personalidad y su acción transformadora.
3.- Una nueva actitud respecto a la naturaleza, a la que se acepta como ambiente del hombre y ya no como un sub-mundo lleno de tentaciones y castigos.
4.- El interés por la experimentación e investigación del mundo circundante, como una tendencia a buscar explicaciones naturales, sin necesidad de referencias a lo sobrenatural.
Estos cuatro aspectos del Humanismo histórico convergen hacia un mismo objetivo: hacer surgir la confianza en el ser humano y su creatividad, y considerar al mundo como reino del hombre, reino al cual éste puede dominar mediante el conocimiento de las ciencias. Desde esta nueva perspectiva se expresa la necesidad de construir una nueva visión del universo y de la historia. De igual manera, las nuevas concepciones de ese Humanismo histórico llevan al replanteo de la cuestión religiosa tanto en sus estructuras dogmáticas y litúrgicas, como en las organizativas que, a la sazón, impregnan las estructuras sociales del Medioevo. El Humanismo, en correlato con la modificación de las fuerzas económicas y sociales de la época, representa a un revolucionarismo cada vez más consciente y cada vez más orientado hacia la discusión del orden establecido. Pero la Reforma en el mundo alemán y anglosajón y la Contrarreforma en el mundo latino tratan de frenar a las nuevas ideas reproponiendo autoritariamente la visión cristiana tradicional. La crisis pasa de la Iglesia a las estructuras estatales. Finalmente, el imperio y la monarquía por derecho divino son eliminados merced a las revoluciones de fines del siglo XVIII y XIX.
Pero luego de la Revolución francesa y de las guerras de la independencia americanas, el Humanismo prácticamente ha desaparecido no obstante continuar como trasfondo social de ideales y aspiraciones que alienta transformaciones económicas, políticas y científicas. El Humanismo ha retrocedido frente a concepciones y prácticas que se instalan hasta finalizado el Colonialismo, la Segunda Guerra Mundial y el alineamiento bifronte del planeta. En esta situación se reabre el debate sobre el significado del ser humano y la naturaleza, sobre la justificación de las estructuras económicas y políticas, sobre la orientación de la ciencia y la tecnología y, en general, sobre la dirección de los acontecimientos históricos.
Luego del largo camino recorrido y de las últimas discusiones en el campo de las ideas, queda claro que el Humanismo debe redefinir su posición no solamente en tanto concepción teórica sino en cuanto actividad y práctica social. Para esto, nos apoyaremos continuamente en su Documento fundacional.
El estado de la cuestión humanista debe ser planteado hoy con referencia a las condiciones en que el ser humano vive. Tales condiciones no son abstractas. Por consiguiente, no es legítimo derivar al Humanismo de una teoría sobre la Naturaleza, o una teoría sobre la Historia, o una fe sobre Dios. La condición humana es tal que el encuentro inmediato con el dolor y con la necesidad de superarlo es ineludible. Tal condición, común a tantas otras especies, encuentra en la humana la adicional necesidad de prever a futuro cómo superar el dolor y lograr el placer. Su previsión a futuro se apoya en la experiencia pasada y en la intención de mejorar su situación actual. Su trabajo, acumulado en producciones sociales pasa y se transforma de generación en generación en lucha continua por superar las condiciones naturales y sociales en que vive. Por ello, el Humanismo define al ser humano como ser histórico y con un modo de acción social capaz de transformar al mundo y a su propia naturaleza. Este punto es de capital importancia porque al aceptarlo no se podrá, coherentemente, afirmar luego un derecho natural, o una propiedad natural, o instituciones naturales o, por último, un tipo de ser humano a futuro, tal cual hoy es, como si estuviera terminado para siempre.
El antiguo tema de la relación del hombre con la naturaleza cobra nuevamente importancia. Al retomarlo descubrimos esa gran paradoja en la que el ser humano aparece sin fijeza, sin naturaleza, al tiempo que advertimos en él una constante: su historicidad. Por ello es que, estirando los términos, puede decirse que la naturaleza del hombre es su historia; su historia social. Por consiguiente, cada ser humano que nace no es un primer ejemplar equipado genéticamente para responder a su medio, sino un ser histórico que desenvuelve su experiencia personal en un paisaje social, en un paisaje humano.
He aquí que en este mundo social, la intención común de superar el dolor es negada por la intención de otros seres humanos. Estamos diciendo que unos hombres naturalizan a otros al negar su intención: los convierten en objeto de uso. Así, la tragedia de estar sometido a condiciones físicas naturales, impulsa al trabajo social y a la ciencia hacia nuevas realizaciones que superen a dichas condiciones; pero la tragedia de estar sometido a condiciones sociales de desigualdad e injusticia impulsa al ser humano a la rebelión contra esa situación en la que se advierte no el juego de fuerzas ciegas sino el juego de otras intenciones humanas. Esas intenciones humanas, que discriminan a unos y a otros, son cuestionadas en un campo muy diferente al de la tragedia natural en la que no existe una intención. Por esto es que siempre existe en toda discriminación un monstruoso esfuerzo por establecer que las diferencias entre los seres humanos se deben a la naturaleza, sea física o social, que realiza su juego de fuerzas sin que intervenga la intención. Se harán diferencias raciales, sexuales y económicas justificándolas por leyes genéticas o de mercado, pero en todos los casos se habrá de operar con la distorsión, la falsedad y la mala fe.
Las dos ideas básicas expuestas anteriormente: en primer lugar la de la condición humana sometida al dolor con su impulso por superarlo y, en segundo término, la definición del ser humano histórico y social, centran el estado de la cuestión para los humanistas de hoy. Sobre estos particulares remito al libro Contribuciones al Pensamiento, de Silo, en el ensayo titulado: Discusiones Historiológicas.
En el documento fundacional del Movimiento Humanista se declara que ha de pasarse de la pre-historia a la verdadera historia humana recién cuando se elimine la violenta apropiación animal de unos seres humanos por otros. Entre tanto, no se podrá partir de otro valor central que el del ser humano pleno en sus realizaciones y en su libertad. La proclama: “Nada por encima del ser humano y ningún ser humano por debajo de otro”, sintetiza todo esto. Si se pone como valor central a Dios, al Estado, al Dinero o a cualquier otra entidad, se subordina al ser humano creando condiciones para su ulterior control o sacrificio. Los humanistas tenemos claro este punto. Los humanistas somos ateos o creyentes, pero no partimos del ateísmo o de la fe para fundamentar nuestra visión del mundo y nuestra acción; partimos del ser humano y de sus necesidades inmediatas.
Así, los humanistas fijamos posiciones. No nos sentimos salidos de la nada sino tributarios de un largo proceso y esfuerzo colectivo; nos comprometemos con el momento actual y planteamos una larga lucha hacia el futuro. Afirmamos la diversidad en franca oposición a la regimentación que hasta ahora ha sido impuesta y apoyada con explicaciones de que lo diverso pone en dialéctica a los elementos de un sistema, de manera que al respetarse toda particularidad se da vía libre a fuerzas centrífugas y desintegradoras. Los humanistas pensamos lo opuesto y destacamos que, precisamente en este momento, el avasallamiento de la diversidad lleva a la explosión de las estructuras rígidas. Por esto es que enfatizamos en la dirección convergente, en la intención convergente y nos oponemos a la idea y a la práctica de la eliminación de supuestas condiciones dialécticas en un conjunto dado.
Los humanistas reconocemos los antecedentes del Humanismo histórico y nos inspiramos en los aportes de las distintas culturas, no solamente de aquellas que en este momento ocupan un lugar central; pensamos en el porvenir tratando de superar la crisis presente; somos optimistas: creemos en la libertad y el progreso social.
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Ronaldo Deligdisch Construction Project Management, Inspection & Supervision
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